sábado, 28 de noviembre de 2015

Pantanet - Cresterío del Flare - Petrer

    Buenos días Elche, son las 6:00 de la mañana y nos encontramos para dar comienzo a una nueva marcha.

    Hoy nos vamos a Petrel, donde dos amigos de Macía nos van a hacer de cicerones, al ser nativos de esos lares, y grandes conocedores de las montañas de los alrededores, así como de otras zonas de la península Ibérica.

    Al llegar a Petrer, y tras encontrar el bar Mónaco, lugar donde habíamos quedado con los que serán hoy nuestros gúias,nos tomamos un café con porras, hasta que apareció Marcelino, nuestro cicerone y tras él Romualdo, su compañero de rutas.

    Tras el desayuno partimos hacia el pantanet, lugar donde dará comienzo nuestra travesía por el cresterío del flare.

    "Buen comienzo" bajar por la pared del que fuera pantano de petrel, hoy en desuso, pues esta tapado y abancalado con plantacion de arboles en donde fue el lecho del pantano.

    Una vez que conseguimos poner los pies en el suelo firme, por dios¡¡¡ terreno plano donde apoyar la planta de los pies, y tras caminar un poco por la rambla, nos asombramos de ver las paredes con sus manchas, por donde filtra el agua de lluvia con restos de algún material pigmentado, cogemos la senda que nos llevará a la crestería del Frare, la cual recorrimos en su totalidad.

    Fue muy bonito caminar por toda la cresta, con sus losas saliendo en formas accidentadas e irregulares, y con algún tramo bastante estrecho pero bueno, que Lafuente logró pasar con mucha paciencia y sin mirar hacia bajo, ya que había mucho precipicio y no quería que le visitara su amigo vértigo.

     Nos llama mucho la atención el tamaño de unos hitos que nos vamos encontrando por toda la cresta, sin duda hechos durante mucho tiempo y por manos de muchos senderistas. No podemos resistirnos y nos hacemos alguna foto junto a ellos.

    Durante toda la cresta hay una imagen al fondo que nos indica hasta donde tenemos que llegar.

    A partir de la crestería viene el buscar un pasadizo que no es muy conocido, que nos lleva a un cañón formado por una parte de la montaña que se ha desgajado de la mole principal. Es precioso ese paso. Maciá se hizo una fotito subiendo por las paredes que forman el citado cañón y tras el paso de esta asombrosa canal, bajamos por ese camino, todo relleno de las piedras que se van soltando de las paredes.

    Maravillados con las formaciones que la roca y la acción del agua puede llegar a forma, llegamos a la hora de recuperar fuerzas, y hacemos una parada técnica para almorzar. Elegimos una terraza justo bajo al "Fraile" y disfrutamos de las vistas mientras comentamos anéctodas de otras salidas.

    Tras el almuerzo y hacer unas cuantas fotos, viene el descenso por una senda muy poco visible, ya que al ser poco conocida no está muy transitada.

    La bajada está fatal. Los Zig Zag son muy cortos, entonces el descenso es muy pronunciado, y con mucho desnivel, y cada vez que Lafuente miraba hacia abajo, veía mas distante el llegar a pie plano.

    Lafuente, agarrotado por la impresión de la bajada, hizo un sobresfuerzo como si hubiese subido y bajado el mismo desnivel varias veces ese día. Todavia le dura hoy martes el agotamiento.

    A veces uno piensa si merece la pena estar padeciendo aqui en lugar de estar rompiendo el sofá en casa. , merece la pena, pero con sus mas y sus menos.

    Cuando conseguimos hacer pie plano, tomamos una senda que nos introdujo en un barranco hasta que llegamos de vuelta al pantanet.  

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